Los textos con los que se inicia la literatura hispanoamericana son representaciones del origen del Nuevo Mundo y la apariencia que éste ofrece a los ojos de los europeos. Esta nueva realidad tuvieron que aprehenderla con la palabra conocida; su asombro se plasmó en el recurso a la creación fantasiosa de narraciones en ocasiones inverosímiles. Sus autores fueron españoles y no españoles; sus escritos fueron redactados en latín, en castellano y en otras lenguas.
El carácter autobiográfico implicaba selección de los hechos reales ocurridos, y se entreveraba con la propia observación, el amor y el odio hacia las cosas, los recuerdos y los testimonios ajenos.No debemos acudir a las crónicas como fuente de conocimmiento del pasado sin tomar consideración si el texto se escribió por el gusto de contar, por obligación en virtud del cargo ostentado, o por el mandato expreso de alguna autoridad metropolitana.
Cada texto fue producto de un acto de comunicación concreto. Si se consideran estas coordenadas es fácil identificar las acctitudes ideológicas que subyacen al texto enunciado. Es diferente lo producido por el soldado convertido espontáneamente en escritor, que no se detuvo tanto en la descripción y el análisis como en la narración, de lo producido por el que pretendía organizar el aprovechamiento de las tierras y de las personas. A veces, la fama era anhelada de tal forma que se pretendía más el ensalzamiento de la gloria del protagonista que la grandeza de los hechos.
Hubo autores criollos, mestizos e indios y muchos de los textos que tratan de la historia anterior a la llegada de los españoles se construyeron con los testimonios de los indígenas.Así ocurrió con la primitiva histroia de los Incas, salvada por los QUIPUCAMAYOS, pues los QUIPUS del Cuzco habían sido destruidos por los partidarios de Atahualpa, que quisieron aniquilar la estirpe de Huáscar.Fue el virrey Antonio de Mendoza quien determinó iniciar el trabajo de documentación que alimentó las crónicas de la Gasca, Cienza, Betanzos, Sarmiento de Gamboa y Molina. Primero los cuatro QUIPUCAMAYOS ordenaron y analizaron la escritura de los cordones de los quipus, declararon, cada uno por separado, su contenido, al tiempo que Francisco Villacastín y Juan de Betanzos lo escribía ya en castellano. Los ayudaba el indio ladino Pedro Escalante. La grandeza de los textos radica en que promovieron esta pervivencia en textos escritos en español.
Algunas crónicas tuvieron alcance general; suponía un planteamiento sintético. Otras, por el contrario, fueron más particulares y se centraron en las zonas goegráficas recorridas.
A lo largo de los tres siglos de vida colonial, los teextos fueron caracterizándose de acuerdo con el desarrollo del propio proceso de descubrimiento, de conquista y de colonización.
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